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Piedrín

Piedrín considers contemporary artistic practices in, from, and around Guatemala. A collection of small pieces, Piedrín gestures toward building something, in conversation. /// Piedrín considera las prácticas artisticas contemporáneas en, desde, y alrededor de Guatemala. Una colección de pedacitos, Piedrín es un gesto para construir algo, en conversación. /// Piedrín is a project published by Laura August with generous support from the Creative Capital | Andy Warhol Foundation Arts Writers Grant Program.

Manual para deshacerse de Donald Trump borracho.

1.     Lánzale a tu amigo una mirada incrédula. Pregúntale “¿quieres que yo haga qué?”

2.     Cuando te asegure que tiene dos esculturas de concreto, una de Donald Trump tirado en estado de ebriedad y una de Homero Simpson, borracho también -ambas más grandes que el tamaño natural- y que necesita ayuda para abandonarlas en una calle cercana, piensa cuán orgullosa estaría Marie Kondo al saber que te deshiciste de tu antigua colección de esculturas de concreto de celebridades borrachas… Esto no me agrada para nada. Adiós.

3.     Evítalo. Si no miras la escultura, toda esa historia de Trump no será más que un mal sueño con la melodía de Los Simpsons de fondo. Dedícate a otros proyectos, lee libros, mira la serie completa de The People vs. OJ Simpson. Si tu amigo te llama después de unos días –convenientemente desde Londres– date cuenta de que los dos están evitando al Donald borracho. Hazle ganas y empieza a pensar en la logística. La escultura pesa por lo menos una tonelada, quizás dos.

4.     Ten listo un plan B, en caso de ser arrestada. Tu amigo sugiere que te acoloches el pelo rubio y hagas como que no hablas español por si la policía te pregunta algo mientras llevan al Donald borracho hacia su destino final. Explícale a tu amigo que preferirías no tener que ir a una cárcel guatemalteca. Tranquilízate al ver cuánto esa idea lo hace reír.

5.     Llama a otro amigo. Pídele ayuda para conseguir un montacargas. Recluta a tanta gente como puedas, mejor si a los que tienen sentido del humor. Mejor a quienes, si la escultura de concreto se cae, no les molestaría perder algunos dedos.

6.     Cuando el montacargas y los amigos llegan, ten un pequeño ataque de pánico al pensar en los dedos machucados. O al pensar en la inauguración, en un par de días. O al pensar en el futuro de Black Lives Matter o, más importante aún, en la vida de los negros; o al pensar en la desintegración de los derechos de las mujeres, de la Agencia para la Protección del Medioambiente (EPA), del Presupuesto Nacional para las Artes (NEA) y las Humanidades (NEH), de los parques nacionales, de la salud pública y de la ciencia; en la probabilidad de un holocausto nuclear, en la certeza de que habrá deportaciones masivas y muro fronterizo, en el aumento de la violencia permitida por el Estado en contra de los cuerpos negros y morenos; en la sabotaje del sistema de educación pública, en la nueva confianza adquirida por el nacionalismo blanco, el KKK y el lobby armamentista; en ese futuro presidente que se enorgullece de ser un agresor sexual, en en el bajón de saber que tienes familia que votó por él.

7.     Luego vuelve a respirar profundo, recuerda que estás en Guatemala y que, en este momento, te sientes mucho más segura aquí que en los Estados Unidos (coloca ahora estadísticas sobre violencia en Guate).

8.     Toma fotos mientras tus amigos se juegan la vida y se rifan el físico tratando de colocar a Donald sobre una pequeña tarima, todo ello sin parar de hacer gestos obscenos y de reírse histéricamente.  Es posible, o no, que además hayan tomado. Mierda, todos necesitaríamos un trago: la inauguración es en dos días.

9.     Detén el tráfico mientras arrastran al Donald borracho (y a Homero) por una calle transitada.

10.  Hazte colochos de verdad mientras la policía para a tus amigos. Date cuenta de que los policías están interesados en adquirir a Homero Simpson para su colección personal de esculturas borrachas de concreto. Nota que no les interesa la de Trump, ni piensan mandarte a la cárcel.

11.  Busca una esquina cercana marcada con grafitis de mareros, llena de botellas de licor vacías y fluidos corporales.

12.  Deja a Donald en esa apropiada y última morada, junto a Homero.

13.  Salta un buen rato sobre la cabeza de Trump y ten una revelación sobre las efigies y su poder emocional. Sientes alivio por primera en meses. Te unes a los pasajeros de un bus que va pasando en una risa catártica, con un sentido de recelo común. Hace mucho tiempo que no te ríes tanto.

14.  Ríe aún más fuerte cuando la escultura de Homero Simpson desaparece en menos de 24 horas mientras que Trump sigue inconsciente en esa calle llena de grafitis de mareros y de fluidos corporales. Aparentemente nadie lo quiere; y adivina qué: sigues teniendo todos tus dedos y por eso, en ese instante, puedes respirar y estar tranquila.

15.  Despiértate al día siguiente y cuenta tus dedos una vez más. La supervivencia es el punto de partida de los grandes proyectos, como el de andar dejando por ahí esculturas de Donald Trump borracho. El corazón se alivia al pasar delante de ese grotesco monumento a tu tierra natal tirado por los suelos. Quizá en esa caída aprenderás nuevas habilidades, nuevas maneras de trabajar, nuevas formas de convivencia que no habías previsto, talvez encontrarás nuevas alianzas y conversaciones más intensas, y energía renovada para realizar lo que parece imposible, o un inesperado impulso para reírte, para reírte hasta llorar.

—L.A.


*Con muchísimas gracias a Stefan Benchoam y Proyectos Ultravioleta, artistas Radamés "Juni" Figueroa y Melvin Laz, Jorge de León y un grupo de amigos valientes.